sábado, noviembre 06, 2010

Educación para la vida, formación valoral mediante e-learning


¿La formación en valores a distancia es posible?  Desde mi perspectiva, sí. A continuación pongo un ensayo que explica el por qué  de mi postura. Sería muy interesante tener tu opinión.

Resumen
La educación para la vida, implica un desarrollo integral del ser humano. Pese a la complejidad de la tarea, las instituciones de educación superior no deben centrarse solo en la transmisión de conocimientos y el desarrollo de habilidades sino que han proporcionar una formación permanente y de calidad en valores, que incida en el actuar permanente de los profesionales. El e-learning por sus características y principios (interacción, flexibilidad, personalización y compromiso) da respuesta a estas necesidades.


Índice
Educación para la vida, formación valoral mediante e-learning
       Formación permanente ¿por qué?
       E-learning. Educación para y de por vida.
                   Valores en y del e-learning
               Los e-formadores
       Vivir los valores, una elección social

Educación para la vida, formación valoral mediante e-learning
El nivel de especialización de conocimientos en prácticamente todas las áreas del saber supera al de cualquier otra época, sin embargo el aspecto cognoscitivo de los individuos no es el único a desarrollar en su formación, probablemente no es ni siquiera el más importante, por lo que uno de los retos para los sistemas educativos es formar seres integrales, desarrollando armónicamente todas sus facultades (incluyendo las sociales y afectivas) , pues de no hacerlo producirán seres desequilibrados (Schmelkes, 2004).
Ante estas condiciones, en palabras de Vilar: “La universidad no puede ser una espectadora desapasionada de acontecimientos, tiene que ser un agente activo respecto de las necesidades de la sociedad y de su tiempo” (2002 cit. En Planella y Rodríguez, 2004, p.13). En el mismo sentido, los empleadores y centros de investigación exigen que las instituciones educativas entreguen profesionales que posean un conjunto de valores que resultan indispensables en el quehacer profesional y la actuación humana, por ejemplo: el amor a la profesión, la responsabilidad y la honestidad. Por lo tanto, todos los que participan en el proceso de formación de profesionales deben comprometerse a Educar para la vida, a formar integralmente a los estudiantes en 4 pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser (UNESCO, 1996). Por la extensión y profundidad de esta meta, este trabajo constituye solo una propuesta de acción en torno al ser y convivir de los estudiantes utilizando la educación a distancia (e-learning) para una formación permanente en valores.
¿Formación permanente?
Aprender ha sido una de las más antiguas actividades humanas y dado que todo hombre está sometido a un largo proceso de aprendizaje podríamos calificarlo como un proceso de por vida, con todo nadie puede permanecer circunscrito durante su existencia a una educación  escolarizada, como consecuencia aparece la necesidad de desarrollar y consolidar nuevos mecanismos, modelos de organización académica orientados al aprendizaje permanente y flexible (León, 2002). Para asegurar la calidad, estos modelos deben incluir la formación valoral en el estudiante pues solo así se incidirá en su vida y no solo en el contexto de su formación profesional.
Pero, garantizar la formación y desarrollo de la personalidad consciente es una labor imponente, constituye un proceso sistémico, pluridimensional, intencional e integrado (León, 2002). Por lo que este tipo de formación se convierte en un problema pedagógico complejo, no se trata de solo transmitir información desde el profesor hacia los estudiantes y más aún no está restringido a un periodo específico de su vida.
En este punto cabe hacer referencia a los estudios del desarrollo de juicio moral propuestos por Kohlberg (1971 cit. En Schmelkels) donde se identifican seis estadios: los primeros tres están ubicados en la infancia y adolescencia (0-18 años) en los que se fortalecen valores como la equidad, cooperación y reciprocidad ideal; los siguientes tres estadios fortalecen la justicia, igualdad, el respeto a la personalidad y otros principios universales (válidos para cualquier ser humano y sociedad), de tal manera que aunque algunos autores focalizan la adolescencia como edad crucial para este tipo de formación, la naturaleza secuencial de los estadios y el periodo de vida en el que el autor los establece nos lleva a concluir que el proceso de desarrollo del juicio moral requiere de una formación permanente o a lo largo de la vida.
Pese a la complejidad que esta tarea implica, podemos justificar la planeación e implementación de este proceso en los sistemas educativos cuando analizamos  algunos resultados que produce en el estudiante:
•    Desarrolla su  capacidad valorativa permitiéndole reflejar adecuadamente el sistema objetivo.
•    Desarrolla su capacidad transformadora y participativa con significación positiva hacia la sociedad.
•    Potencia la espiritualidad, la personalidad hacia la integridad y el perfeccionamiento humano.
•    Transforma lo instituido a través de las formas, la tradición, las normas morales y los sistemas educativos (León, 2002).
De un análisis detenido de los resultados antes mencionados, se percibe que el desarrollo del juicio moral en los estudiantes influye su conocer, hacer, ser y convivir. En consecuencia, esta formación integral puede constituirse como el primer paso para producir una sociedad compuesta por seres críticos, reflexivos y responsables socialmente.
Por otro lado, es interesante el hecho de que el rango de edades de los estudiantes es cada vez más dispar sobre todo en el nivel superior y en modalidades diferentes a la presencial. Únicamente a modo de ejemplo, las edades de los estudiantes de la Universidad Oberta Cataluña oscilan entre los 25 y 50 años (Planella y Rodríguez, 2004), así que hablar de los 24 años como una edad aproximada para terminar los estudios universitarios es ya una forma caduca de pensar y planificar la formación. Cada vez más alumnos llegan o vuelven a la universidad después de haberse incorporado al mercado laboral ya sea para ampliar, renovar sus conocimientos o para dar un giro a su carrera. En este nuevo paradigma de educación a lo largo de la vida toda la sociedad está sujeta a un proceso permanente de aprendizaje poniendo en juego nuevas formas, nuevas implicaciones y efectivamente nuevas relaciones sociales.
Es preciso planificar la formación valoral de tal manera que considere todos estos factores, en este punto la educación a distancia más específicamente el e-learning basado en interacción, flexibilidad y personalización da respuesta a estas necesidades por lo que vale la pena examinar dicha posibilidad.

E-learning. Educación para y de por vida.
Formar en valores a distancia, para algunos puede parecer casi imposible. Se niegan o desestiman las posibilidades del e-learning porque se cree los valores existen solo en los procesos donde medie una relación presencial y permanente, sin embargo tenemos que aceptar que “toda escuela, todo maestro, todo currículum, forma valoralmente” (Reimer, 1983 cit. En Schmelkes, 2004, p.2), sin importar la modalidad en la que se imparta: presencial, mixta o e-learning,  Hablando de educación de calidad, la neutralidad valoral no es posible por lo que podemos ser tajantes al afirmar que sí es posible formar en valores a distancia.
Antes de seguir con la idea anterior, haré una pausa para resaltar el hecho de que generalmente cuando escuchamos de e-learning y su implementación nos centramos en las dimensiones tecnológicas y nos olvidamos de la dimensión social (Planella y Rodríguez, 2004). Si bien las diferencias estructurales de la sociedad por corte geográfico, social y económico se pueden ver reducidas o eliminadas con el e-learning, su papel en la sociedad actual no está relacionado solamente con plataformas tecnológicas que permiten salvar distancias territoriales y geográficas, desde su perspectiva social existe un acervo importante de prácticas y ejemplos aplicados que demuestran la idoneidad de esta modalidad educativa para la formación valoral (constante y de calidad) en los ciudadanos.
De acuerdo con García Aretio (2007) aunque los valores siempre han estado presentes en cualquier tipo de diseño de educación a distancia, en los entornos virtuales se han hecho más evidentes gracias a las posibilidades continuas de interacción y de interactividad así como a la multidireccionalidad directa y permanente que posibilitan las tecnologías digitales. Además, en los entornos virtuales quien aprende es un elemento activo, es el centro y responsable en el proceso, en este marco es posible ampliar y confirmar todos los niveles axiológicos sobre los que pivotan los valores.
Asimismo, Castells (2001, cit en Planella y Rodríguez, 2004, p.17) afirma que:
La ciencia y la tecnología poseen grandes valores con la condición que se pongan al servicio del pueblo, es de la existencia de un espacio de relación, de una comunidad virtual de aprendizaje que actúa como plataforma desde la cual es posible experimentar, vivir y explicitar los valores.

Valores en y del e-learning
El término valores del e-learning alude al hecho de que existen incluso inmersos en los principios que fundamentan este tipo de educación. Por ejemplo, en su misión de explotar plenamente el potencial de la sociedad de la información y de las nuevas TIC procurando que nadie quede al margen, se observa equidad, igualdad e inclusión. En México, el e-learning es relativamente nuevo, no obstante recientemente 37 universidades e institutos que conforman el Espacio Común de Educación Superior a Distancia (ECOESAD) adquirieron el compromiso de emitir una convocatoria para ofrecer 10 mil lugares en educación a distancia y la cámara de diputados del país otorgó para esta iniciativa 70 millones de pesos, lo que brinda la posibilidad de cubrir y ampliar el número de solicitantes. (Narro Robles, 2009)
También el e-learning desde su dimensión social, es compromiso, podríamos recoger diferentes experiencias de las múltiples existentes, retomaré una para apoyar esta idea: Absoo, un proyecto de e-learning solidario que pretende, ayudar a mejorar el mundo proporcionando los instrumentos tecnológicos adecuados a las organizaciones que trabajan para resolver los problemas de la sociedad (derechos humanos, protección del medio ambiente, desarrollo sostenible, infancia, sanidad o tercera edad), desde 2003 ha estado capacitando a maestros en Guatemala, México y Santo Domingo en el uso de las nuevas tecnologías, con el fin de tener una red de trabajo mundial. Como este, existen muchos otros proyectos en países de Latinoamérica como “"E-Learning para Maestros Rurales"  en Argentina o el proyecto “Desarrollo de Materiales Multimedia para el Aprendizaje de Lenguas y Culturas Originarias” del Ministerio de Educación de Bolivia en el que participan la SEP y la BUAP en México, iniciativas que ponen en juego diferentes niveles de compromiso en red. De las organizaciones con diferentes colectivos, de los profesionales como voluntarios digitales y de los participantes en proyectos e-learning para mejorar sus comunidades.
También, la función socializadora del e-learning le da sentido a la participación y el juicio crítico en los estudiantes, motivando su iniciativa de formular propuestas para que gradualmente asuman compromisos, reconociendo y valorando el pluralismo o multiculturalismo (León, 2002). Quizá, esta sea una de las funciones que más detractores tengan en vista de los malos usos que se le ha dado a la comunicación mediante las TIC, no obstante esta propuesta parte de la idea de un ambiente donde se incorporen dilemas de lo cotidiano, escuela y comunidad  pero en un entorno siempre mediado por normas, expertos, tutores o pares logrando así gradualmente la interculturalidad, tolerancia, respeto y participación crítica.
Al mismo tiempo, este tipo de educación (e-learning) fomenta el desarrollo de valores en estudiantes y formadores, que tendrán una mayor o menor incidencia en el estudiante en dependencia del método, concepción y medios que se empleen. León (2002) propone 6 dimensiones en las que incide este tipo de formación y los valores implicados (Fig.1), desde mi perspectiva son los más adecuados en el contexto de la educación superior en México y otros países latinoamericanos.


•    Intelectual o cognitiva: Proceso de apropiación del conocimiento, supone que a través del conocimiento que el estudiante adquiere pasa de un nivel reproductivo a un nivel creativo.
•    Técnica: enfatiza la necesidad de participar eficientemente en la actividad productiva y social a partir de los conocimientos adquiridos y desarrollados.
•    Ética: Responsabilidad adquirida con el entorno natural y social, con una comprensión de la realidad en la que vive, actúa y su compromiso con ella.
•    Estética: Propicia el fomento del gusto y la sensibilidad por la actividad profesional.
•    Política: Tributa a un profesional creador, transformador, crítico, autocrítico y buscador de soluciones verdaderas.
 Seguramente el lector ha pensado ya en el papel que el docente juega en esta tarea, pues no solo basta con tener las herramientas y modelo para formar en
Seguramente en este punto, el lector ya ha pensado en el rol que el docente juega en esta tarea y es que es un hecho que el formador influye mucho más que las herramientas y modelo para formar en valores, así que por la importancia en las siguientes líneas centrarán su atención en el papel de los e-formadores.

Los e-formadores
Si los docentes viven y se apropian del proceso podrán trabajar desde esta perspectiva con los alumnos, en otras palabras, en la medida que los e-formadores conozcan qué es un valor y como regula su propia conducta estarán en posibilidades de formar valoralmente a sus estudiantes.
En particular, el e-learning origina un cambio de pensamiento en los docentes, sobre el poder absoluto que ejercen en la educación tradicional respecto al saber y las relaciones, el e-formador debe estar dispuesto a proponer nuevas estructuras de saber y nuevas relaciones, en las que se fomente un clima de diálogo, análisis crítico, comunicación, confianza y aceptación (Planella y Rodríguez, 2004). El formador, por tanto, debe ser el primer promotor de la democracia dentro de su aula, permitiendo a sus estudiantes expresarse, participar y dirigir actividades de forma rotativa con el objetivo de fortalecer el respeto por la diversidad y la responsabilidad de liderar una determinada tarea.
El quehacer diario del e-formador será fomentar las oportunidades del autodescubrimiento, escritura, reflexión, problematización, solución de problemas, interacción con los pares y otros.  Si se permanece dentro de la estructura previa de los alumnos no se logrará una apropiación personal de valores, es importante entonces que el docente provoque una ampliación del horizonte valiéndose de experiencias que estimulen la capacidad de asombro de sus estudiantes y un profundo deseo por analizar ciertas situaciones o fenómenos, sin limitarse al conocimiento sino profundizando también en sus implicaciones dentro de los dominios de lo afectivo y social. Deben estar atentos a los momentos de desequilibrio cognitivo en que los alumnos descubren que las cosas ya no se comprenden dentro de la estructura vigente  para transcenderlas logrando un desarrollo del juicio moral en los estudiantes y la propia construcción de sus valores (Schmelkels,2004).
Si para un docente la formación valoral en modalidad presencial es un desafío, el e-formador tiene aún más trabajo por hacer porque todas las acciones tendrá que realizarlas en el aula virtual, probablemente catalogada por muchos como impersonal, con todo este obstáculo puede solventarse si el formador mantiene una interacción directa, comunicación continua y personalizada con sus estudiantes.
Como hemos visto, el rol que el docente asuma es fundamental, sin embargo no es el único responsable del éxito o fracaso de la formación valoral, se vuelve un elemento trascendente la formación valoral previa de sus alumnos, un esfuerzo en ese sentido, lo está impulsando la reciente Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS) en México que consiste en formar a los estudiantes en 11 competencias categorizadas en 6 rubros, entre los que destacan por su connotación valoral los siguientes: Se expresa y comunica, trabaja en forma colaborativa y participa con responsabilidad en la sociedad. Aunque es un trabajo interesante y significativo, tendremos que esperar para hacer un análisis de sus resultados debido a que no ha ingresado a la educación superior la primera generación formada bajo esta reforma. Lo que si queda claro ahora es que será necesario un esfuerzo permanente y en conjunto.

Vivir los valores, una elección social
En conclusión, el cultivo del saber científico y universal debe orientarse a proporcionar educación al servicio de la sociedad, ofreciendo una formación continua y permanente de los profesionales apoyándose de los adelantos en las TIC,  adaptándose a las condiciones de desarrollo de cada territorio a través de una educación flexible, contemporánea y pertinente que propicie soluciones creativas en un clima de compromiso a las aspiraciones de los estudiantes, tutores y colaboradores, eso es el e-learning de calidad.
Pero el proceso de apropiación de valores no solo se da en la escuela, el entorno será un factor decisivo, Kohlberg dice “es una condición que la estructura escolar y la vida cotidiana de la escuela sean fuentes de formación valoral sobre todo en lo relativo a las relaciones interpersonales” (cit. en Schmelkels, 2004, p.17). Es aquí donde existe la posibilidad real de lograr una transformación social si se incorpora a las prácticas, reflexiones, políticas e investigaciones.
Con todo, si los estudiantes no asumen una posición activa en la apropiación individual de los significados para la construcción de sus valores, anularán los esfuerzos de todo un sistema educativo y probablemente de toda una sociedad.  Y ¿cómo preparamos a los estudiantes para asumir esta posición?

Referencias
•    García, L., Ruiz, M., Dominguez, D. (2007). De la educación a distancia a la educación virtual. Barcelona. Editorial Ariel.
•    León, R. (2002). La formación de valores a través de la educación a distancia. Recuperado el 24 de septiembre de 2010 desde http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=37302304
•    Macías, H. (s/f). No es posible enseñar valores en la educación formal. Recuperado el 24 de septiembre de 2010 desde http://www.tij.uia.mx/~humberto/publicaciones/valoruia.htm
•    Narro, J. (2009, 3 de diciembre). Falta de recursos limita educación a distancia: Narro Robles. El informador. Recuperado el 30 de noviembre de 2010 de http://www.informador.com.mx/mexico/2009/159619/6/falta-de-recursos-limita-educacion-a-distancia-narro-robles.htm
•    Organización de Estados Iberoamericanos para la educación, la ciencia y la cultura. (2008). La reforma integral de la educación media superior. Recuperado el 1 de Noviembre de 2010 de http://www.oei.es/pdfs/reforma_educacion_media_mexico.pdf
•    Planella, J., Rodríguez, I. (2004) Del e-learning y sus otras miradas: una perspectiva social. Recuperado el 7 de Octubre de 2010 desde http://redalyc.uaemex.mx/pdf/780/78011256009.pdf
•    Schmelkes, S. (2004). “Educación valoral y la calidad de la educación”. Seminario de Educación en Valores organizado por el Instituto de Fomento a la Investigación Educativa. 26 pp.  Recuperado el 1 de octubre de 2010 de http://cecte.ilce.edu.mx/docs/diplom/valedu/schmelkes.doc



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